El incremento demográfico proyectado por las Naciones Unidas hacia 2050, que apunta a una población mundial de 9.700 millones de personas, plantea grandes retos en diversas áreas, especialmente en la agricultura. Este crecimiento sostenido implica consecuencias ambientales, energéticas y alimentarias significativas. La garantía de un suministro alimentario futuro se erige como un desafío crucial que impacta múltiples sectores, especialmente el agrícola. La producción de alimentos debe expandirse sin agotar los recursos naturales, lo que significa generar más empleando menos. El principal desafío del sector agrícola radica en la optimización de recursos. Según el informe anual de la FAO de 2023, los desastres ambientales y las amenazas agrícolas causan pérdidas significativas, lo que subraya la urgencia de encontrar soluciones efectivas. Para abordar estos desafíos, es crucial apostar por tecnologías avanzadas. La agricultura de precisión, la digitalización del sector y la biotecnología alimentaria están evolucionando para cumplir con estos objetivos. La Intenligencia Artificial en la Agricultura del presente Dentro de las técnicas de optimización agrícola, la agricultura de precisión destaca por su uso de drones y tecnologías de big data e Inteligencia Artificial. Estos avances permiten tomar decisiones en tiempo real para mejorar la productividad de los cultivos. Otra estrategia prometedora es el uso de biosoluciones para controlar plagas y enfermedades de manera natural. Además, la biotecnología facilita el desarrollo de cultivos resistentes a condiciones adversas, como plagas, enfermedades y cambios climáticos. En este contexto, la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) destaca la importancia de un marco regulatorio estable que fomente la inversión en innovación. Esto no solo impulsará el presente y futuro de la agricultura, sino que también contribuirá al bienestar y calidad de vida de la sociedad.