La agricultura y la ganadería en España enfrentan un grave desafío: la pérdida de relevo generacional. Si bien es cierto que muchos jóvenes podrían estar interesados en continuar con los negocios familiares en el campo, se ven desalentados por una serie de obstáculos burocráticos y económicos que dificultan su permanencia en el sector.



Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) respaldan esta preocupación. En la última década, hemos sido testigos de una disminución significativa en el número de agricultores y ganaderos menores de 40 años, lo que refleja la realidad de una juventud que, a menudo, se ve obligada a abandonar sus raíces rurales y buscar oportunidades en entornos urbanos.

Una de las principales razones detrás de esta migración es la complejidad burocrática y las regulaciones que enfrentan los jóvenes que desean establecerse en el sector agrícola y ganadero. Los trámites administrativos, los permisos y las normativas pueden resultar abrumadores, especialmente para aquellos que no cuentan con experiencia previa en la gestión de negocios agrícolas.

Además, los bajos precios a los que se someten los productos agrícolas españoles en el mercado también representan un obstáculo significativo para la viabilidad económica de las explotaciones familiares. La competencia con productos importados y las fluctuaciones en los precios de mercado hacen que sea cada vez más difícil para los agricultores y ganaderos mantener sus negocios rentables y sostenibles.

Esta situación no solo afecta a los jóvenes que desean ingresar al sector, sino también a aquellos que ya están involucrados en él a través de negocios familiares. La falta de rentabilidad y el riesgo de endeudamiento pueden llevar a decisiones difíciles, como el abandono de las explotaciones y la búsqueda de oportunidades alternativas en las ciudades.

En consecuencia, la pérdida de relevo generacional en la agricultura y ganadería españolas no solo es un problema de elección individual, sino también un reflejo de las barreras estructurales y económicas que enfrenta el sector. Abordar estos desafíos requerirá un enfoque integral que incluya la simplificación de trámites administrativos, el apoyo financiero y técnico para los jóvenes agricultores y ganaderos, y la promoción de políticas que valoren adecuadamente la producción agrícola nacional en el mercado global.